Hoy son cientos de personas que trabajan como autónomos o generan sus propias empresas muchas unipersonales y con bajo presupuesto.
Desde el punto de vista que la gente tenga opciones para vivir, aplicar sus estudios, desarrollar otras experiencias, sostener un hogar, tener algo para cubrir sus gastos u obtener ingresos adicionales en un entorno que es más agresivo y adverso que nunca no le veo problema y es algo que no estoy dispuesto a debatir.
Sin embargo si deseo debatir algo que considero delicado y es la acelerada informalidad de las profesiones, la cual ha motivado la creación de la farsa del "ser tu propio jefe". Algo bastante peligroso, especialmente en actividades que son críticas para un colectivo que adquiere bienes y servicios vitales como los servicios salud pública o los relacionados con servicios de ingeniería.
Cuando la informalidad gana la batalla (55% de la población ocupada en Colombia es informal, osea no paga salud, pensión, riesgos laborales o recibe los beneficios de un empleo formal), se generan otros fenómenos como la calidad de los bienes y servicios que se consumen en el país, los cuales pasan a integrar la dinámica económica interna y que son los principales alimentadores que tanto mal le hacen a la economía formal como lo son el contrabando y la creación de empresas informales que fomentan el dumping.
Esto mismo sucede con las famosas profesionales liberales que mediante servicios de asesoría y consultoría entregan soluciones de dudosa calidad, con bajo nivel de estandarización y con bajo nivel de garantía a las personas que toman este tipo de servicios.
Como profesional que se ha formado como consultor empresarial, que se ha esforzado en estudiar y profundizar en una actividad profesional de mucho impacto en la salud pública como lo es la ciencia y la tecnología alimentaria, reitero y prevengo a todos las personas y amigos empresarios que me leen:
"Antes de contratar un servicio de consultoría o asesoría empresarial procuren revisar la calidad antes que el precio."
Es cierto que este tipo de servicios no son parte del plan de compras de las empresas, la gran mayoría de las compañías recurre a la oferta pública estatal o gremial y que en su mayoría es gratuita; sin embargo no quiere decir que todo lo que sea gratuito es integral, profundo y solucione lo particular.
También es claro que la asesoría y la consultoría empresarial no es un escampadero ante la situación del desempleo, por eso no puede ser entregada por cualquier persona, como lo mencioné en uno de mis post anteriores sobre cómo reconocer un buen servicio de asesoría y consultoría empresarial.
Escribo esto en el día de hoy debido a la creciente avalancha de pseudo-profesionales dedicados a esta actividad, sin ningún criterio técnico pero que tienen un nivel de convencimiento alto y que han afectado las finanzas de muchas personas al entregar servicios de dudosa calidad. Está bien que quieran generar sus propios ingresos pero lo que reprocho es que el dinero se consiga a cualquier precio, pasando incluso por encima de sus clientes, como si fueran sujetos con chequera.
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