¡Hola! Buen comienzo de semana.
Esta semana tuve el placer de estar en una conferencia sobre gestión del cambio y aprendizaje de las organizaciones. Gracias a los dos colegas que me invitaron.
Del encuentro quiero resaltar algo que considero importante para todas las personas que tienen empresa o que desean iniciar un negocio propio: Lo relacionado a los estilos de gestión y sus implicaciones con la madurez de nuestros proyectos.
Al escuchar al ponente tal parece sufrí por un fenómeno de tele-transportación diez años atrás, cuando trabajaba para otros. Por fin entendí por qué es tan duro para los negocios unipersonales y microempresas mejorar sus desempeño y estándares de productividad.
Algunos consultores muy versados dirán que el problema radica en que las capacidades de la organización, el entorno de negocios y el riesgo alto impiden la evolución de la actividad empresarial misma. En resumen, que el problema es relacionado con la eficiencia y la eficacia.
Sin embargo al escuchar la ponencia y recordar mi época de empleado que buscaba mi sustento para la universidad y ayudar en mi casa, salió otra posible hipótesis:
"Las personas independientes y microempresas no evolucionan porque no se ha medido el grado de evolución de las mismas. La evolución no depende de cuántos activos tenga, sus ventas, cartera o grado de desarrollo en nuevos productos. La evolución se mide en función del objetivo del líder gestor del emprendimiento".
-¡PUM! Se prendió el bombillo, porque si el problema es de cómo están los cables en el cerebro y no el dinero, las máquinas, los productos, los planes de marketing y ventas, pues entonces los procesos de atención empresarial deben cambiar. Tal vez con un enfoque más en el estudio de comportamiento de las personas que lideran una empresa que en los procesos mismos. Si la gente construye su propia realidad entonces con ese paradigma estará construido su modelo de negocios, su concepción de calidad, servicio, la forma como valora el esfuerzo de los demás, y muy especialmente la innovación que está de moda por todo lado.
Hoy me hice un análisis personal con estas preguntas:
Esta semana tuve el placer de estar en una conferencia sobre gestión del cambio y aprendizaje de las organizaciones. Gracias a los dos colegas que me invitaron.
Del encuentro quiero resaltar algo que considero importante para todas las personas que tienen empresa o que desean iniciar un negocio propio: Lo relacionado a los estilos de gestión y sus implicaciones con la madurez de nuestros proyectos.
Al escuchar al ponente tal parece sufrí por un fenómeno de tele-transportación diez años atrás, cuando trabajaba para otros. Por fin entendí por qué es tan duro para los negocios unipersonales y microempresas mejorar sus desempeño y estándares de productividad.
Algunos consultores muy versados dirán que el problema radica en que las capacidades de la organización, el entorno de negocios y el riesgo alto impiden la evolución de la actividad empresarial misma. En resumen, que el problema es relacionado con la eficiencia y la eficacia.
Sin embargo al escuchar la ponencia y recordar mi época de empleado que buscaba mi sustento para la universidad y ayudar en mi casa, salió otra posible hipótesis:
"Las personas independientes y microempresas no evolucionan porque no se ha medido el grado de evolución de las mismas. La evolución no depende de cuántos activos tenga, sus ventas, cartera o grado de desarrollo en nuevos productos. La evolución se mide en función del objetivo del líder gestor del emprendimiento".
-¡PUM! Se prendió el bombillo, porque si el problema es de cómo están los cables en el cerebro y no el dinero, las máquinas, los productos, los planes de marketing y ventas, pues entonces los procesos de atención empresarial deben cambiar. Tal vez con un enfoque más en el estudio de comportamiento de las personas que lideran una empresa que en los procesos mismos. Si la gente construye su propia realidad entonces con ese paradigma estará construido su modelo de negocios, su concepción de calidad, servicio, la forma como valora el esfuerzo de los demás, y muy especialmente la innovación que está de moda por todo lado.
Hoy me hice un análisis personal con estas preguntas:
- ¿Realmemte tengo una empresa? (organización construida por personas, para las personas que genera bienestar procurando no ser excluyente)
- ¿Tengo empleados y tengo conciencia de lo que significa?
- ¿Trabajo para mí o para la empresa?
- ¿La empresa trabaja para mí?
- ¿El negocio trabaja para si mismo?
- ¿El negocio trabaja para otra generación?
Vaya, como cambian las cosas. En especial cuando nos han metido en la cabeza que todo el mundo puede ser empresario, que hay que montar empresa ante la crisis y que el empleo es un mito urbano. Hay que tener valentía y huevos para decir que falta mucha madurez. En muchas cosas sigo trabajando para mis proyectos y me cuesta de una forma u otra poder decir "no tengo que ir a la oficina, los muchachos se encargan".
¿Será entonces la falta de madurez y el exceso de emociones lo que impide que las empresas crezcan y sean más productivas?
¿Será entonces que los consultores tradicionales tendrán que estudiar antropología para poder entender el por qué a ciertas empresas les cuesta tanto innovar?
¿Será que invertir en un MBA te servirá para manejar una empresa cuando ni siquiera saber qué quieres?
Me quedo con una frase del ponente al final de su charla:
"De nada sirve estudiar tres carreras, incluso estar en las mejores universidades del mundo si no eres feliz, mucho menos si no eres un líder. Hoy las universidades te enseñan matemáticas, teoría de la administración, marketing pero nunca te enseñan qué es ser feliz, ser un líder y una persona con carácter".
Eres el hombre orquesta de tu negocio, o la directora del consejo que administra el talento de tu negocio...
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